-LeónGieco-

30 de noviembre de 2012

Me hacés inmensamente feliz, y es tan extrema la felicidad que me das que no aprendí a transmitirla con palabras. No sé si eso es bueno o malo. Espero que sea bueno. Te amo con la más inmensa fuerza del mar.

26 de junio de 2012

Hacía mucho que no lloraba por esto; y hacía mucho que no me ponía a reflexionar cosas negativas de mí. Al fin y al cabo, siempre caigo en que no sirve nada enojarme con mi yo del pasado, porque mi yo del presente tiene a muchas personas al lado que lo hacen feliz y lo hacen preocuparse por cosas más interesantes y que valen más la pena. De todas maneras, nunca viene mal un poco de pensamiento por este cerebro egoísta y con la autoestima demasiado alta para mi gusto. ¿Dónde dejé a la Laura que lloraba todas las noches por lo que hacía, que se sentía culpable por cada paso que daba? En parte, me alegra que se haya ido, porque si siguiera acá no estaría disfrutando de ESTAS lindas cosas que la vida puso en mi camino; pero al mismo tiempo siento que la dejé ir y era esencial, hasta casi natural... ¡Qué feo eso de tomar como natural algo que no nos hace bien! Supongo que por eso le solté la rienda, siempre me costó acostumbrarme a las cosas malas cuando me las impusieron, pero con el tiempo me di cuenta que había muchas cosas malas a las que me había acostumbrado que me las había impuesto yo solita, y eso tampoco me gustó. No tengo nada que concluir, eso no me gusta. Una de las pocas cosas que recuerdo que te dije a VOS la noche del viernes fue "me cagaron la vida, no quiero verlas nunca más", y "hace cinco noches que vengo soñando con ella". Son temas que pareciera que no tienen nada que ver, pero en mi cerebro están intrínsecamente relacionados; y ambos me ponen mal, me hacen sentir una pelotuda y una forra al mismo tiempo. Ah, también sé que ese último secreto no se lo quería contar a nadie porque creí que era una cosa de esas estúpidas de mi cerebro, que en los momentos en los que estoy con los mejores elementos para estar bien, empiezo a maquinarme para arruinarlo todo. (De paso, gracias por haberme soportado)
Diiiicen que la gente que se deprime es porque tiene tiempo al pedo, y efectivamente, eso tuve esta última semana. 
Me hace falta viajar, ¿me acompañan?
Chau.

6 de marzo de 2012

Creo que no debemos borrar ninguno de los espirales de nuestro árbol personal, cada uno de ellos fue trazado por diferentes personas que pasaron por nosotros, que nos dejaron algo, nos lo quitaron o nos lo intercambiaron por una rama en el suyo. No hay que borrarlos e intentar dibujarlos más lindos, simplemente quedarnos con ese espiral, apretado, amplio, pequeño, inmenso, muy enrulado o casi derecho, pero uno de nuestros espirales, sin los cuales no seriamos estos inmensos árboles con raíces que se mueven sobre la tierra que somos. Nos queda remarcarlos, agregarles hojas, o dejarlos secos como cuando el otoño nos desgasta; agregarles flores para tener dentro nuestro la más hermosa primavera. 
-Laura Suárez-